Salimos del mercado Nishiki y vimos en el mapa que estábamos relativamente cerca del Palacio Imperial de Kioto, así que nos dirigimos para allá.
El camino no eran más de unas 9 cuadras hacia el norte, caminando por una ciudad de casas y edificios bajos que hacen que Kioto no parezca para nada una ciudad de 2 millones de personas sino que un lugar mucho más pequeño.
Luego de caminar las dichosas 9 cuadras llegamos a las puertas del Palacio Imperial. Tras entrar sin mayores problemas y pasando una revisión general, empezamos a recorrer el viejo palacio.
Ojo, este palacio dejó de ser usado como residencia desde la Revolución Meiji (1868) cuando la capital imperial se traslada de Kioto a Edo (hoy Tokio), pero eso no significó que el palacio quedara abandonado a su suerte, sino que fue cuidado y mantenido hasta el día de hoy.
Hay que tener en cuenta que el concepto japonés de palacio (al igual que el chino) es bastante diferente al europeo sino que este se compone de un complejo de edificios dentro de un amplio terreno, en otras palabras, más que un palacio imperial estaríamos hablando de una ciudadela.
Esta idea de complejo palaciego hace que sea interesante dedicarle un rato a recorrerlo, que es como si recorrieras un parque histórico más que visitar edificios (se ven por fuera la inmensa mayoría).
A lo largo del extenso recorrido que puedes hacer por el Palacio Imperial de Kioto, el cual se encuentra marcado y señalizado desde el momento que entras con guardias que te saludan de manera amable, te puedes hacer una buena idea de como se simbolizaba el poder en Japón antes de la era Meiji.
Hay que aclarar que históricamente en Japón, el Emperador ha sido generalmente una figura más simbólica que una con poder efectivo.
Una cosa que resalta por si sola cuando recorres el Palacio Imperial de Kioto, es el hecho que los espacios para recibir gente por parte del emperador eran bastante grandes.
Muchos de las edificaciones cumplían con dicho fin, al igual que los patios enormes que marcan la distancia entre uno y otro edificio del complejo.
Otra cosa que puede llamarte la atención, es que muchos edificios de la ciudadela palaciega se encuentran en plena reparación, dado que están hechos de madera y paja lo cual los hace bastante endebles al paso del tiempo, lo que obliga a su permanente cuidado.
Podrías pasar bastante rato recorriendo el complejo palaciego, pero el sendero de recorrido está pensado para que la visita sea lo más rápida y expedita posible, aunque convengamos que este lugar no está lleno de visitantes (al menos el día que fuimos nosotros).
Tips
En otras palabras, si eres amigo del arte como de la Historia, el visitar el Palacio Imperial es un verdadero imperdible en cualquier recorrido que hagas por el centro de Kioto.
La entrada al Palacio Imperial de Kioto es gratuita, solo debes pasar por un control de seguridad al ingreso. Más info en el sitio oficial: http://sankan.kunaicho.go.jp/english/guide/kyoto.html
Si te encuentras lejos del Palacio se puede llegar a este en metro y tren. La estación Marutamachi es la más cercana. La estación de tren más cercana es Jingu-Marutamachi
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