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Navegando por el Lago Titicaca desde Copacabana a la Isla del Sol

Foto: Muelle de Copacabana, Bolivia

Ya estaba en Copacabana y tocaba hacer uno de los imperdibles en cualquier visita por acá: La Isla del Sol.

Iba a estar dos noches en Copacabana y en esos días, metí el cambiazo definitivo de ruta que iba a hacer: en vez de ir a La Paz, Iquque y Brasil, decidí ir a Arequipa, Arica, La Paz y Uyuni, lo que sería la parte final del camino que había empezado en San Pedro de Atacama. Ya estaba en esta zona y si, a veces la naturaleza altiplánica y cordillerana le puede ganar a las playas brasileñas, pero bueno, a veces hay que hacer cambios drásticos de ruta.

Al dia siguiente quería ir a la Isla del Sol, pero a la vez tenía en la tarde una call con una estudiante mia lo cual me limitaba el margen de maniobra pero bueno, me dije; "trataré de ir un rato a la Isla y luego iré a cumplir con mi trabajo" son esas cosas de cargar con la computadora encima, pero al menos sigo justificando la existencia. 

Lancha en camino a la Isla del Sol, Bolivia

Me levanto temprano, tomo desayuno en el hotel (el cual no estaba mal pero había que pagarlo aparte), salgo hacia el muelle donde salen las lanchas colectivas para la Isla del Sol para juntarme con un amigo español que había conocido el día anterior. 

Sabía que las lanchas a la Isla del Sol  no salen todo el día, tienen horarios muy restringidos (si no me equivoco, salen temprano, antes de las 9 am y vuelven a las 13:00 y 16:00 horas) pero no era caro ir, costó unos 30 o 40 Bolivianos (menos de 3 dólares al cambio informal) por tramo.

Ruta desde Copacabana a Isla del Sol

Claramente la lancha no salió a la hora, hubo que esperar un rato pero más pronto que tarde salió por el lago. A diferencia de las lanchas colectivas en el lado peruano del Lago Titicaca que son mucho más baratas y pensadas para el turismo interno (pero el viaje es mas corto), en el lado boliviano claramente el precio adicional es por que quienes mayormente la usan son los turistas del exterior, quienes van por unas horas y otros van a quedarse en alguno de los hostales o hotelitos que hay en la isla.

Navegando por el Lago Titicaca, Bolivia

El viaje desde Copacabana hasta la Isla del Sol es largo, cerca de una hora y media en lancha. El viaje lo hicimos en una lancha algo baqueteada, pero al menos no había viento y el día estaba lindo, así que no hubo mayores problemas. La mayoría del pasaje que viajaba hacia la Isla del Sol eramos turistas, básicamente europeos y quien escribe (chileno), también había un par de locales que llevaban mercadería desde Copacabana.

En la lancha que viajábamos, tenía la particularidad de que llegaba hasta el extremo sur y que volvía luego de 2 horas hacia Copacabana desde Yumani, un pco mas al norte, pero si querías viajar mas tarde, podías volver desde Challapata al norte de la Isla. Debido a la situación que debía conectarme a una call mas o menos temprano, escojo la de de volver desde  Yumani (pese a que el español amigo y una pareja de italianos muy simpáticos me querían convencer de que fuera hasta Challapata) no tan convencido, pero bueno, no podía fantasmearla tanto con las cosas del trabajo remoto.

Desembarcando en la Isla del Sol, Bolivia

Al bajar en el muelle sur, que mucho no hay, solo unas ruinas no muy conservadas y un camino empinado que te lleva a Yumani como al norte de la Isla en medio del cerro. No se imaginen una isla plana como la de los Uros, sino que es un monte que hay que subir sin apuro. Si tienes problemas con la altura, no te lo recomiendo para nada, ya que es pesado en serio. Por suerte quien escribe no tiene mayores problemas con la altura, así que subí hacia literalmente la punta del cerro, que por ahí va el camino.

Apenas subes unos pasos, los de la comunidad te cobran por ingresar a la isla, unos 10 Bolivianos (menos de un dólar al cambio informal), así que si vienes, anda con efectivo ya que pagar con tarjeta acá no es muy común, ya sea para pagar en la lancha, la entrada o cualquier cosa que te vendan ya que aparecen vendedores de artesanías hasta en los lugares más inesperados, siempre anda con efectivo.

Pagando la entrada, Isla del Sol, Bolivia

Pero volviendo a las ruinas que te encuentras apenas al llegar (que incluso pueden ser relativamente recientes) están bastante baqueteadas, inclusive por dentro rayadas con grafitti, así que no deben tener un valor histórico importante o simplemente es por la llegada de turistas insufribles que quieren dejar su marca para la posteridad sin respetar el entorno, pero bueno, es algo propio de estos tiempos. Al menos, estas desde lejos se ven imponentes o al menos con algo de presencia.

ruinas en la zona del Muelle Sur, Isla del Sol, Bolivia

Luego de pasar estas ruinas, como decía, acá comienza el camino en medio del cerro, el cual es pesado para quien no está acostumbrado a la altura. Si ya estas acá, sube sin apuro, tómate tu tiempo y sigue adelante, no estás en competencia con nadie. 

Ideal lleva bastante líquido y anda con el estómago ligero. Si no te pega la altura, igual anda con un bloqueador ya que el sol realmente quema, sobre todo si estás a casi 3900 metros de altura, que es la altitud que está la Isla del Sol.

Vista del Muelle Sur desde el camino, Isla del Sol

Pero una cosa es cierta, solo por las vistas que tienes desde acá del entorno que te rodea como del Lago Titicaca, vale la pena venir a la Isla del Sol. 

Más encima, el día estaba hermoso, así que a disfrutar el entorno, ya que esto no lo vez todos los días, tal como aparece en las siguientes fotos, donde hay una mirada más amplia de la zona sur de la Isla del Sol

Por mi, me habría quedado todo el día mirando desde este punto de la Isla , pero había que seguir camino hacia Yunguyo, ya que no quería la cosa, el tiempo avanzaba y tenía que comenzar a volver a Copacabana. Pero si no hubiese tenido esa call, me quedo largo rato acá, sin dudarlo.

No creas que todo el camino es agreste como en la zona del Muelle Sur, sino que avanzando hacia el norte ya se pueden ver zona poblada y donde hay viviendas y gente, aparecen de la nada los vendedores y vendedoras de artesanías. 

Muchas de las cosas que venden, realmente son muy baratas y si están algo caras en algunos casos, acá puedes practicar el legendario arte del regateo, cosa que hemos hablado en este blog.

avanzando hacia Yunguyo, Isla del Sol

Luego de un rato, me despido del amigo español para ya comenzar a bajar hacia Yumani y así tomar la lancha de vuelta para Copacabana, como decía anteriormente no muy convencido, pero compromisos son compromisos.

Al ser bajada el camino es muchísimo más fácil y te topas cuando vas hacia Yumani con bastante más infraestructura que en la zona del Muelle Sur. 

Tip Viajero👉 Quieres ver como se ve Yunguyo desde el camino en lo alto? Lo puedes ver en este video

En dirección al Puerto de Yunguyo

Eso sí que subir desde este punto es más pesado que desde el Muelle Sur, ya que en partes del camino hay escaleras, las cuales son pesadas en altura o si llevas una mochila a cuestas. 

Pero como decía recién, por suerte me tocó en bajada y en menos de 15 a 20 minutos ya estaba en el muelle esperando que saliera la lancha hacia Copacabana.

Manco Capac y Mama Ocllo te reciben en la escalera en Yumani, Isla del Sol

Esperando la lancha de vuelta, me encuentro con 3 jóvenes menores de 25 (2 argentinas y un chileno) que estaban haciendo la de muchos en esta zona: vender artesanías y mochileando en la suya sin mayor apuro y amarres que lo cotidiano. Conversé buena parte del viaje de vuelta con ellos y me enteré que una de las chicas había estudiado cocina y se pudrió de todo, pescó la mochila y se fue, otra trabajaba en una oficina pública y lo mismo, el chico chileno me contaba que no tenía un mal trabajo y estudió psicología, pero no pudo más con ese estilo de vida y comenzó a patiperrear por Sudamérica.

 Pensaba en mis adentros, si yo hubiese tenido su edad ¿habría hecho lo mismo? El Pato Barrientos de 2024 diría "sin dudas" pero de los años 90 la habría pensado mucho más.  Me quedé pensando buena parte del viaje de vuelta y así fue como volví de la Isla del Sol, pensando en como habría sido mi vida si me hubiese lanzado a la ruta en vez de haberme quedado estudiando una carrera de Humanidades, que igual me llevó a viajar y a la postre a escribir. Lo demás ya es otra historia

Muelle de Yumani, Isla del Sol, Bolivia

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